jueves, 20 de octubre de 2011

Ese Ejjas de Pando | Educadores del bosque amazónico

De la familia lingüística Tacana, forman la realidad multiétnica de Pando
junto con los pueblos Tacana, Cavineño, Yaminagua, Machineri y Pacahuara.

por Silvia Antelo Aguilar
Su población se estima en 939 personas en
Bolivia y unas 600 en la parte peruana.
La leyenda dice que aparecieron en las cabeceras de los ríos Madre de Dios, Tampopata, Heath y Madidi sobre el “Bahuajja” (frente redonda) y desde allí poblaron las selvas y los ríos. Ellos creen que a través de esta montaña sagrada se subía al cielo, utilizando un bejuco grande para recibir consejo de sus familiares y amigos difuntos.
Según el antropólogo Wigberto Rivero Pinto, los Ese Ejja ocupan un vasto territorio en los departamentos de La Paz, Beni y Pando por donde se desplazan en contacto permanente y directo con la naturaleza. Este pueblo es “itinerante”, lo cual no debe confundirse con “nomadismo”. Su población se estima en 939 personas en Bolivia y unas 600 en la parte peruana.
Su territorio en Pando, municipio Gonzalo Moreno, tiene tres comunidades: Puertachuelo Alto con 1.000 hectáreas albergando 150 habitantes, Portachuelo Bajo con 280 hectáreas para 239 miembros y Villa Nueva con 500 hectáreas para 46 habitantes.
De la familia lingüística Tacana, forman la realidad multiétnica de Pando junto con los pueblos Tacana, Cavineño, Yaminagua, Machineri y Pacahuara.

El profesor Javier Monje Santa Cruz,
Capitán Grande del pueblo Esse Eja.
La Educación como estrategia de sobrevivencia
El rasgo cultural que los caracteriza es su capacidad de sobrevivir desarrollando estrategias educativas autogestionarias. Sus líderes, como el Capitán Grande Javier Monje Santa Cruz, son jóvenes maestros que se formaron en las normales del Estado para impartir educación bilingüe en sus aldeas.
 “Preservar nuestro idioma es una cuestión vital para nosotros” dice Javier. Es a partir de su lengua que tropiezan con la discriminación impuesta desde el Estado. Los burócratas indolentes del registro civil distorsionaron sus apellidos originarios, por ejemplo.
La preocupación por la escolarización de sus hijos es una lucha de todos los días. “Ojalá el Estado nos diera más facilidades para que nuestros niños estén bien perfiladitos para ingresar a la universidad”, sueña en voz alta el joven Capitán Grande.
Otra líder innata del clan es Marcela Monje, también profesora, que anda buscando la forma de que los padres de familia se involucren en la educación de sus hijos ayudando en las tareas.
Su economía es selvática. Se sustentan por medio de la caza y la recolección de miel de abeja, huevos de tortuga y frutos silvestres. Utilizan instrumentos de cacería, como el rifle, la escopeta y la trampa, ayudados por perros. Son artesanos innatos.

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