sábado, 11 de junio de 2011

La Guerra por el Bosque estalló en el pulmón del Planeta

por Wilson García Mérida
Cuando el sicario disparó a quemarropa y a plena luz del día sobre el cuerpo de Adelino Ramos, Dinho  —así llamaban al popular activista ambiental—  reconoció a su asesino: era un conocido traficante de madera a quien Ramos había denunciado ante las autoridades, y pocos minutos antes de morir pronunció el nombre de su matador, lo que facilitó la tarea de la policía para capturar a Ozías, así se llama el pistolero forestal. Era el viernes 27 de mayo, en las proximidades del mercado de Vista Alegre do Abuná, un municipio de Porto Velho, Rondonia, en plena frontera con Bolivia. Dinho se encontraba vendiendo las verduras que producía en su huerta agroecológica, acompañado de su familia. Adelino era un sobreviviente de la matanza de Corumbiará, acaecida el año 1995 en ese municipio rondonense, cuando campesinos sin tierra que ocupaban la Hacienda Santa Elina, propiedad de un cacique criminal, fueron masacrados por sicarios forestales y policías al mando de un gobernador latifundista.
El asesinato de Adelino Ramos sobrevino 72 horas después de que en otro estado amazónico del Brasil, Pará, los sicarios del bosque habían perpetrado un doble asesinato acribillando a José “Zé” Claudio Ribeiro da Silva y su esposa María do Espírito da Silva, dos recolectores de castaña que defendían el bosque promoviendo un modelo agroforestal de producción; luego de matarlos, a Zé Claudio le cortaron una oreja para entregar el trofeo al quien ordenó el trabajo y pagó por él. Ribeiro venía anunciando su asesinato a los cuatro vientos, en foros y ante las autoridades, denunciando frontales amenazas de muerte que recibía a toda hora. “Vivo con una bala en la cabeza. Hoy estoy hablando ante ustedes, pero en un mes podrían recibir noticias de mi desaparición", había dicho en un acto público algunas semanas antes de su muerte.
Dos días después del asesinato a los esposos castañeros, otro zafrero que dicen presenció el hecho, Eremilton Pereira dos Santos, de 25 años, desapareció sin dejar rastros y su cuerpo acribillado fue hallado el jueves 26 de mayo en la orilla de un lago cercano a la comunidad ecológica a la cual pertenecían las víctimas.
Los cuatro asesinados en mayo tenían en común su activa militancia en la defensa de las riquezas naturales de la Amazonia, y su singular modo de vida austero, humilde, trabajador y amante incondicional de la naturaleza amazónica.
Es la Guerra por el Bosque, que estalló en el pulmón del Planeta.
Los amenazados esposos zafreros
José “Zé” Claudio Ribeiro da Silva y María do Espírito Santo, asesinados el 24 de mayo. Fueron baleados en medio de un conflicto entre los campesinos y empresarios madereros. Zé Claudio predijo su muerte evocando a Chico Mendes y a pesar de las frontales amenazas de muerte que recibió durante los últimos meses, la Policía Federal no le otorgó ninguna protección.
El testigo eliminado
El cuerpo acribillado de Eremilton Pereira dos Santos, hallado el 26 de mayo después de su desaparición dos días antes. Fue hallado muerto en el bosque, en proximidades del lugar en el cual mataron a Zé Claudio Ribeiro da Silva y su esposa. Se presume que vio el crimen. Era un joven activista ambiental que pertenecía a la organización ecologista “Chico Mendes”.




Dijo quién lo mató antes de morir
 
Adelino Ramos, Dinho, reconoció a su asesino antes de morir, el 27 de mayo. Había denunciado recientemente a explotadores ilegales de madera que están devastando el bosque en los estados de Acre, Amazonas y Rondonia. Era un agricultor ecológico que vivía en la orilla brasileña del río Abuna, en la frontera con Bolivia. Era sobreviviente de la masacre de Corumbiara.



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