jueves, 4 de agosto de 2011

Los indígenas no contactados son los más vulnerables

Los Zo’é viven en el Estado de Pará, Brasil. Fueron contactados en 1987.

Bosé Yacu, la última heroína Pacahuara, en su exilio de
Puerto Tujuré. Una foto reciente cuando le fue obsequiada
una lámpara solar por la cooperación alemana.
CORTESÍA EBA

El caso de los Pacahuara en Bolivia es dramático: la etnia se extingue ante la indolencia general…
La ONU sostiene que en el mundo existen alrededor de 370 millones de habitantes indígenas, es decir pueblos originarios anclados en sus raíces ancestrales en continentes como África, Oceanía, Australia, Asia y América.
De aquel total, más de 150 millones viven en sociedades tribales repartidos en más de 60 países de todo el mundo, a los cuales se les denomina pueblos “no contactados” o “en aislamiento voluntario”.  
Aunque sus derechos de propiedad territorial están reconocidos en el derecho internacional, no se los respeta apropiadamente en ningún lugar. Como en Bolivia, donde —a pesar de que la nueva Constitución especifica prioridades legales y administrativas para las llamadas “etnias en vías de extinción”—   empresas madereras ocupan territorios ancestrales indígenas a costa de la expulsión de sus habitantes originarios. El ejemplo más dramático de este fenómeno es el de los Pacahuara, que fueron expulsados del departamento de Pando durante la dictadura del general Banzer en los años setenta.
Según observó el antropólogo belga Vincent Bracklaire en su célebre ensayo publicado por Sol de Pando en su edición de la primera quincena de abril (Un Tesoro Cultural único en el Planeta), “en Bolivia, numerosas especies animales en vías de extinción son mejor protegidas en comparación a los pueblos selváticos no contactados o en aislamiento voluntario que habitan dentro la Amazonia y el Gran Chaco”.
Aunque pueblos andinos como los Urus y Chipayas son típicos pueblos en aislamiento voluntario incluso desde antes de la llegada de la Conquista española, la mayoría de los pueblos no contactados se concentran en la zona oriental del país. Y es en la Amazonia donde se hallan los más numerosos y muy fuertes culturalmente; pero también drásticamente hostigados por el capitalismo depredador.

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