lunes, 22 de agosto de 2011

¿Es posible el desarrollo sin destruir el medio ambiente?


Como en el resto de la Amazonia boliviana, estas poblaciones aisladas
que protegen los bosques por innata vocación, sufren abandonos y
avasallamientos estatales y empresariales en medio de cuestionables
paradigmas de desarrollo.

La crisis del Tipnis supone un dilema existencial para los bolivianos…



por
Silvia Antelo Aguilar
“El Presidente tiene que escoger entre la defensa de la vida, de los bosques, de los seres y de los ciclos vitales de los sistemas de vida; o el derrotero del narcotráfico, el comercio corrosivo, el extractivismo dependiente, de las carreteras de la subalternidad a las potencias emergentes y al imperio”, escribió recientemente el intelectual Raúl Prada Alcoreza, uno de varios disidentes que ejercieron cargos en el gobierno de Evo Morales y que hoy enarbolan  banderas de resistencia para impedir la construcción de un tramo carretero que según el proyecto oficial atravesará el Territorio Indígena del Parque Nacional Isiboro Sécure (Tipnis).
En el dilema de hierro planteado por Prada, si Evo Morales persiste en impulsar la construcción de aquella carretera aplicando su resistido proyecto, “se sobreentiende el destino apocalíptico que escogió a nombre del desarrollo”, y que “frente a esta pulsión de muerte no queda otra cosa que la defensa movilizada por la vida”.
Aquel dilema parece ser el trasfondo de la movilización indígena que pretende impedir que 177 kilómetros del segundo tramo que conecta las comunidades de Isinuta y Monte Grande se ejecuten cruzando el Parque Nacional. Sin embargo para el Gobierno no hay tal dilema. “Se garantizará todo mecanismo para reforestar las áreas afectadas por el trazado de la carretera, y también se beneficiará a las propias comunidades indígenas que tendrán todos los recursos a su alcance para controlar que esta ruta no signifique depredación ni invasiones ilegales en la zona”, asegura el ministro de Obras Públicas Walter Delgadillo.
Este proyecto que cuenta con un financiamiento brasileño de 332 millones de dólares para ser ejecutada por la constructora OAS, también del Brasil, viene polarizando radicalmente a la sociedad boliviana en una crisis que se torna riesgosamente insoluble.
En el polo favorable a la obra se han alineado especialmente el movimiento cocalero que es la principal base social de sustentación del gobierno de Evo Morales, exigiendo su ejecución sin ninguna modificación ni demora. Otros sectores oficialistas están dispuestos a negociar, vía consulta, las demandas indígenas.
En el polo opositor están alineados especialmente organizaciones no gubernamentales (ONG’s) que inicialmente apoyaban a Evo Morales con su personal en el Gobierno y hoy promueven la marcha indígena. A este bloque se suman tendencias de la derecha que buscan paralizar la obra sin más remedio.

Configuración multiétnica del Tipnis
Niñas Yuracaré, etnia originaria del Chapare
cochabambino que comparte el territorio
multiétnico del Parque del Isiboro Sécure  con
los pueblos Moxeño y Chimán del vecino Beni.

El Territorio Indígena y Parque Nacional Isiboro Sécure (Tipnis) se halla entre las jurisdicciones de Beni y Cochabamba, haciendo confluencia entre los ríos Isiboro (Cochabamba) y Sécure (Beni), sobre el límite “indefinido” de ambos departamentos. Tiene una doble categoría de protección: es un Parque Nacional y es un Territorio Indígena de los pueblos Yuracaré, Moxeño y Chimán.
El Decreto Ley 07401 del 22 de noviembre de 1965 (gobierno militar de René Barrientos Ortuño) creó el Parque Nacional Isiboro Sécure (Pnis). Tras la "Marcha por el Territorio y la Dignidad" de 1990, el Estado promulgó el DS 22610 reconociendo al Pnis como territorio indígena multiétnico de las tres etnias que la comparten, dando lugar al Tipnis con una superficie ampliada hacia las áreas externas de los ríos Isiboro y Sécure con el fin de incorporar a las comunidades asentadas en las riberas de ambos ríos y de constituir una franja de amortiguamiento, sumando una superficie total de 1’225.347 hectáreas.
En el año 2009, debido a la presión de colonizadores y productores de coca, el presidente Evo Morales entregó a los pueblos originarios un título ejecutorial que se reduce a 1’091.656 hectáreas y se define una línea roja que prohíbe nuevos asentamientos.
La construcción del camino sobre este territorio protegido pone en juego un hábitat de 1.500 hectáreas de árboles, 602 especies de plantas, 825 especies de vertebrados, 108 especies mamíferas, 470 especies de aves, 39 especies de reptiles, 53 especies de anfibios, 188 especies de peces y 127 especies de insectos.