lunes, 22 de agosto de 2011

Escritor cochabambino respalda la obra caminera

El escritor Ramón Rocha Monroy,
Cronista de la Ciudad en Cochabamba.
“Se debe construir de una vez la carretera”, sostiene sin ambages el escritor Ramón Rocha Monroy, Cronista de la Ciudad en Cochabamba, quien además sugiere:
1.- Crear un peaje destinado a la conservación del parque nacional
2.- Promulgar una ley de conservación y prohibición de cualquier asentamiento, con penas severas.
En una de sus recientes columnas que publica habitualmente la prensa cochabambina, Rocha Monroy critica a los profesionales y políticos que se oponen a la carretera al Beni, recordando que con las mismas lógicas de hoy, aquel camino que ya se perfiló hace más de un siglo no pudo materializarse debido a meras disputas entre quienes ejercen el poder y quienes aspiran a ejercerlo. Leamos lo que escribió Ramón:
El camino al Beni y los cien ingenieros de escritorio
Hace algunas semanas se realizó una feria de autores en los jardines del Palacio de Portales, y allí tuve el gusto de saludar a don Rodolfo Pinto Parada, quien llegó del Beni con casi una veintena de títulos suyos que expuso en esa oportunidad.
Hoy encontré en mi biblioteca un libro suyo editado en 1978 que titula “Rumbo al Beni” y se remonta a los afanes del Gral. Federico Román por unir Cochabamba con el Beni mediante una carretera.
El libro se remonta aun más. Dice que en 1891 se firmó en Trinidad un convenio para abrir una senda de un metro de ancho en dicho tramo, que debía ser entregado en 1895 y al final resultó una estafa.
Veamos lo que agrega a continuación, porque es el mismo caso de los “ambientalistas de escritorio” de hoy, que no conocen el TIPNIS, menos las poblaciones benianas, pero se oponen a las justas aspiraciones de los pueblos beniano y cochabambino. Pinto Parada dice así:
“Por la misma época los hermanos Rigoberto y Simón Mendoza proponían abrir un camino desde Cochabamba hasta Moleto pasando por las vegas de Maica-Mayu y Maica-Monte. El año 1892 hicieron la senda exploratoria y se comprometieron a ensancharla hasta dos metros de ancho para entregarla al público en 1895. Dos sólidos puentes de madera sobre los ríos San Rafael y San Jacinto serían construidos.
Si los trabajos eran cumplidos satisfactoriamente podrían ser ampliados los contratos para construir la senda desde Moleto a San Ignacio de Mojos.
El costo de la obra era de Bs. 80.000 pagaderos en 3 plazos: Bs. 20.000 en abril de 1893, Bs. 40.000 en febrero de 1894 y Bs. 20.000 en febrero de 1895.
Fueron combatidos públicamente en “El Comercio” de Cochabamba por un grupo que propugnaba que en lugar de esa ruta se abra otra partiendo de Totora hasta Santa Rosa sobre el Río Chapare por Bs. 20.000 y en un año de trabajo, siguiendo la ruta explorada por los hermanos Benedicto y Toribio Soriano en los años 1870 a 1872.
Y el eterno problema de todos los tiempos ha sido que cuando se proponía hacer un camino hacia el Beni aparecían cien “ingenieros de escritorio” con 150 ideas para hacerlo, y como “perros del hortelano”, no dejaban que ningún proyecto se materialice, postergando las aspiraciones de los pueblos de Cochabamba y el Beni que deseaban vincularse desde mucho tiempo atrás”.

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