Los Pacahuara siguen solos, aislados y olvidados, "ninguneados". La Marcha a La Paz no incorporó su demanda territorial para retornar a su hábitat originario de Pando, donde su bosque ancestral es ocupado por una ilegal concesión maderera que el actual Gobierno (INRA-Pando con Urapotina y Viceministerio de Tierras con Almaraz) "saneó" inconstitucionalmente. Mabet sigue saqueando las valiosas maderas pacahuaras que exporta profusamente a Estados Unidos, destruyendo ríos y castañares. Los últimos Pacahuara languidecen en una reservación Chácoba, en el Beni, a donde fueron desterrados durante la dictadura de Banzer. “Ademaf” les consuela obsequiándoles lamparitas solares y radios a pilas, cual abalorios coloniales…
Bose Yacu en el Beni, lejos de su territorio originario, consolada con un radio a transistores que le obsequió el Gobierno. |
por Wilson García Mérida
Tras la tentativa de masacre perpetrada el pasado 25 de septiembre por un sector reaccionario del Gobierno y que el Defensor del Pueblo del Beni calificó como premeditada, la Marcha indígena —que expuso el conflicto del Tipnis como un paradigma de cierta burocracia estatal que incurre en depredación sistemática no solo de la territorialidad indígena sino también de la legalidad constitucional vigente— se ha fortalecido y su inminente llegada a La Paz, que es su objetivo estratégico, impondrá sin duda al Gobierno la negociación de los 16 puntos de aquella plataforma surgida al fragor de la marcha; salvo que también a la Plaza Murillo incursionen aquellos heraldos negros de Yucumo.
Resulta obvio que semejante movilización nacional debe trascender la mera defensa de aquella porción de la Amazonia boliviana que es el Parque Indígena del Isiboro Securé, aglutinando en su plataforma una defensa más amplia e integral del territorio indígena y de las áreas protegidas del país como consigna insoslayable de la coyuntura.
El grito simbólico de “Viva el Tipnis” no debe ser una simple estridencia, un mero ruido, que aplaque aquellas voces desgañitadas que desde hace varias décadas emergen de entre los bosques más insondables de nuestra Amazonia: las voces de los pueblos no contactados, pueblos en aislamiento voluntario, que claman por la conservación de sus bosques vírgenes.
Y ahí están los Pacahuara, anhelando que la defensa del Tipnis sea también la defensa de su propio territorio avasallado en la provincia Federico Román de Pando. Pero los oídos sordos son persistentes y la indiferencia al drama de esta Nación sin Territorio parece haberse infiltrado en la misma dirigencia que conduce la Marcha a La Paz.
Bose, hija de un jefe guerrero Pacahuara asesinado durante la dictadura de Banzer antes de su "relocalización" a Puerto Tujuré (Beni), no pierde la inocencia de su sonrisa. |
No ha sido incorporada la demanda Pacahuara de manera explicita entre los 16 puntos de la plataforma indígena. Algo está fallando en la Cidob.
Los Pacahuara son todavía definidos como una etnia de Pando. Son considerados integrantes de la Cipoap; pero habitan unas parcelas de hospedados (exiliados) en el Beni, como apéndice del grupo Chácobo, sus lejanos parientes lingüìsticos, condenados a mestizarse y perder su identidad en un lento pero implacable etnicidio que vemos consumarse ante nuestra impotente mirada.
Entretanto la maderera Mabet, que goza de buenas influencias en el actual Gobierno —igual que en la dictadura de Banzer que se encargó de expulsar a los Pacahuara tras asesinar a sus principales líderes en 1974— continúa saqueando la rica madera del Río Negro hacia Estados Unidos, que es su mercado principal.
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