El cuerpo sin vida de la Concejal en el hospital municipal de Guayaramerin.
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Ajuste de cuentas o vendetta política, lo cierto es que el asesinato de la concejal de Guayaramerín Daguimar Ribera Ortiz, antigua funcionaria pública en la ciudad amazónica, ha ensangrentado la esfera política del país con la incursión de sicarios habitualmente al servicio del narcotráfico. Hay indicios apuntando a que esta acción mafiosa podría tener móviles políticos…
por Wilson García Mérida
La investigación del asesinato perpetrado la madrugada de este martes contra la concejal opositora Daguimar Ribera Ortiz sólo podría tener dos conclusiones: o se trató de un simple ajuste de cuentas originado en presuntos problemas personales o familiares de la víctima con mafias del crimen organizado, o fue un crimen político por encargo dirigido a suprimir una voz opositora que comenzaba a fiscalizar rigurosamente una gestión municipal cuestionada por indicios de corrupción.
Las dos hipótesis
Enfermeras examinando el cuerpo inerme de Daguimar.
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En la primera hipótesis, ajuste de cuentas, la policía investiga posibles vínculos de la concejal Ribera con actividades ilegales y se especula que el hecho de haber sido asesinada en un local nocturno de su propiedad, el karaoke “Las Tuercas”, cerca a la una de la madrugada del martes, podría ser un elemento que conduzca en esa dirección.
Sin embargo en la últimas horas tomó más fuerza la hipótesis de un crimen con móviles políticos, ya que el mismo se produjo en medio de una tensa actividad fiscalizadora de Daguimar Ribera como concejal de la bancada opositora “Primero el Beni” que lidera el ex gobernador Ernesto Suárez. El concejal de esta agrupación Àngel Garfias Méndez reveló que el pasado viernes 5 de junio junto a Daguimar Ribera se hizo pública una documentación sobre cuatro casos de corrupción en la Alcaldía de Guayaramerín, entre malversación de fondos, nepotismo y tráfico de influencias.
El alcalde Alexander Guzmán.
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El alcalde Alexander Guzmán se apresuró en desvirtuar las sospechas del móvil político originado en la gestión fiscalizadora de los concejales opositores, y exige una comisión gubernamental de alto nivel para investigar el hecho. En todo caso, el gobierno también deberá investigar y esclarecer las denuncias de corrupción que la concejal Ribera lanzó pocas horas antes de ser asesinada.
Daguimar Ribera Ortiz era una funcionaria pública con amplia experiencia en gestión administrativa. En el año 2003, durante el gobierno de Sánchez de Lozada, se desempeñó como directora del Subtesoro Nacional en Guayaramerín y se destacó como lidereza vecinal antes de ser elegida Concejal dentro el actual régimen.
Crimen mafioso contra una servidora pública
Una mujer amazónica de Bolivia asesinada con saña y cobardía.
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El hecho de que fueron dos encapuchados que irrumpieron pasada la media noche al local nocturno para acribillar a quemarropa contra la concejala, evidencia un acto de sicariato. El coronel Fernando Alcazar, comandante de la Policía regional, informó que la víctima de 45 años, madre de dos hijas mayores de edad, se encontraba en el balcón del local “Las Tuercas” en el momento del asesinato. Dos encapuchados presuntamente brasileños ingresaron al céntrico karaoke de propiedad de Ribera, aproximadamente a las 00.30, y sin mediar palabra arremetieron contra la humanidad de la víctima. Testigos del hecho señalaron que todo ocurrió rápido y de manera muy violenta. “Los asesinos ingresaron directamente para victimarla”, dijeron.
El médico del hospital de Guayaramerín. |
Según el médico Adolfo Céspedes, quien atendió a la infortunada mujer que llegó al hospital municipal ya sin vida, Daguimar Ribera recibió dos impactos de bala en pleno rostro, perforando sus labios superior e inferior; y un tercer proyectil impactó en un dedo de su mano izquierda.
De acuerdo a las primeras diligencias policiales, el arma usada para matar a la Concejala era calibre 38, muy usual entre los criminales brasileños y peruanos que pululan en las fronteras del Acre.
La profesionalidad con que actuaron los sicarios denota que se está lidiando con tenebrosos asesinos a sueldo. La gran incógnita es saber quién los contrató y por qué motivo.