A pesar de la arbitraria interferencia de la Alcaldía en la libre organización del evento festivo, los jóvenes amazónicos no pierden su entusiasmo arraigado en la tradición… |
En todos los municipios de Bolivia, incluyendo Oruro donde el Carnaval es una mega empresa colectiva, las alcaldías participan administrativamente en la organización de los corsos regulando el acceso a las vías y facilitando a la población un uso adecuado de los espacios urbanos para que la gente disfrute de los espectáculos públicos en un ambiente de seguridad y paz. Nada más que eso.
La Alcaldía de Cobija es la única del país que rompe los límites de esa competencia administrativa, entrometiéndose en decisiones y acciones que son exclusivas y privativas de la Sociedad Civil, protagonista de la fiesta a través de las comparsas y fraternidades.
Tal arbitrariedad causa disgusto en una juventud que se ve avasallada políticamente en su libertad de auto-organizarse y vivir la fiesta sin odiosidades impuestas.