viernes, 20 de abril de 2012

Indígenas de Pando exigen consulta previa, co-gestión y regalías por explotación de oro en sus territorios

Una de las voraces dragas que opera extrayendo el oro del río
Madre de Dios, dentro el territorio indígena Multiétnico II de Pando.
Foto Silvia Antelo Aguilar | Sol de Pando

La “fiebre del oro” que se desata con la aplicación de una nueva Ley que centraliza la comercialización del metal para incrementar las reservas internacionales del Banco Central de Bolivia, está afectando la vida del bosque amazónico y la salud de los pueblos originarios en el territorio multiétnico de la provincia Madre de Dios…

por Wilson García Mérida

El líder del pueblo Cavineño Isaac Achipa.
Foto Silvia Antelo Aguilar
Los pueblos indígenas Cavineño, Esse Eja y Tacana, que conforman las Tierras Comunitarias de Origen (TCO) Multiétnico II asentado en el departamento de Pando, anunciaron que se sumarán a la IX Marcha por la defensa de los bosques protegidos de la Amazonia, incorporando en la movilización su demanda de una nueva política para la explotación de oro en su territorio multiétnico donde el Gobierno —según denunció su principal líder Francisco Hilcha en días pasados— habría entregado concesiones auríferas a empresarios brasileños y bolivianos  sin consulta previa con los indígenas de la zona, tal como dispone la Constitución. La demanda incluye una exigencia para que estos pueblos originarios se beneficien con regalías por la explotación de los recursos auríferos existentes en su territorio.
Dicha demanda no es nueva. En noviembre del 2010, el delegado del pueblo Cavineño en el directorio de la Central Indígena de Pueblos Originarios Amazónicos de Pando (Cipoap), Isaac Achipa Yona, en entrevista con Sol de Pando declaró que los concesionarios auríferos en el territorio multiétnico deben pagar regalías “directamente a las organizaciones originarias”.
Achipa denunció que “los depredadores auríferos hacen allí de las suyas contaminando los ríos y asolando pueblos”. Exigió el pago de regalías como una compensación por los daños que provoca  la explotación irracional de oro en el río Madre de Dios y para enfrentar los problemas de pobreza extrema que afectan a estos habitantes originarios  del bosque amazónico, cuyas condiciones de vida son deplorables a pesar de que este territorio es inmensamente rico en recursos naturales y biodiversidad. “Es inconcebible que con tanta riqueza natural en nuestro territorio, nuestros niños sigan muriendo de desnutrición”, reclamó Achipa.
Territorio de tres naciones
Una familia Esse Eja en el
municipio Gonzalo Moreno.
Foto Silvia Antelo Aguilar
La TCO Multiétnico II de cavineños, esse ejas y tacanas que conforman alrededor de 34 comunidades indígenas, abarca una superficie total de 478.915 hectáreas a orillas del río Madre de Dios, donde empresarios mineros explotan importantes yacimientos fluviales de oro mediante el despliegue de ruidosas dragas que amalgaman el mineral con el habitual uso contaminante de mercurio.
Este territorio indígena y aurífero atraviesa  los municipios pandinos de El Sena, San Lorenzo, Bella Flor, Gonzalo Moreno y San Pedro en la provincia Madre de Dios de Pando, y parte de la provincia Vaca Diez del Beni, en cuya capital, Riberalta, funciona el principal centro de acopio del mineral, dependiente de la comercializadora estatal EBO.
De aquellas 34 comunidades del territorio multiétnico, al menos ocho sufren los impactos directos de la contaminación del río Madre de Dios a causa de la explotación aurífera, según declaró Francisco Hicha a la Agencia de Noticias Indígenas Erbol el pasado 9 de abril. “Tenemos muchos compañeros que solamente beben agua natural del río Madre de Dios, pero esa agua ya está contaminada por causa de los mineros, además los bosques y peces se mueren”, reclamó el líder indígena.
Oro amazónico para el Banco Central
Evo Morales inaugurando la primera agencia de EBO,
en el municipio de Riberalta, diciembre del 2010.
Además del pago de regalías, los pueblos originarios del Multiétnico II plantean la consulta previa y la co-gestión indígena en la administración de los yacimientos auríferos en su territorio, en los marcos de la autonomía y el autogobierno previstos por la Constitución, como una manera eficaz de fiscalizar el destino de las utilidades por la explotación de aquel recurso natural y para evitar daños al medio ambiente por el uso incontrolado de insumos contaminantes como el mercurio, dada la intensidad de la explotación aurífera que tenderá a incrementarse debido una gran demanda que se está generando a partir de una nueva estrategia financiera del Estado boliviano para potenciar las reservas internacionales de su Banco Central.
Un líder del pueblo Tacana, otra etnia
integrada al territorio pandino.
Tras la promulgación, en octubre del pasado año, de la Ley 175 de Comercialización de Oro que habilita a la Empresa Boliviana del Oro (EBO) intermediar en la compra del mineral tanto de productores formales como informales para incrementar las reservas internacionales del Banco Central de Bolivia (BCB) liberando del pago de impuestos (IVA) a los vendedores, los territorios indígenas de Pando están recibiendo los impactos de una inusitada y descontrolada “fiebre de oro” que  se le estaría yendo de las manos al propio Estado que desató la creciente demanda.
Dentro su política económica el gobierno de Evo Morales pretende, además de reducir el contrabando de oro hacia Brasil y Perú, sustituir la reservas internacionales en dólares por el patrón oro, por ser más estable monetariamente, a fin de alcanzar una disponibilidad de mil millones de dólares de las reservas internacionales “para inversiones en el sector hidrocarburos y el pago de bonificaciones sociales y pensiones”, según declaró el propio Presidente a tiempo de promulgar la Ley 175.
La primera agencia de EBO, en el umbral del territorio indígena
donde la explotación de oro se intensifica sin la consulta previa del caso.
Según dicha Ley, la intermediaria estatal EBO pagará a los productores auríferos de la Amazonia boliviana (nacionales y extranjeros) el mismo precio del mercado internacional vigente al momento de la transacción que —para solaz de los propietarios de dragas liberados de impuestos y penuria de los indígenas ribereños del bosque— oscila entre los 1.500 y 1.700 dólares la onza troy en el reciente trimestre.
Los principales afectados por esta creciente fiebre de oro somos los pueblos indígenas de la TCO Multiétnico II, ya que muy cerca a nuestro territorio donde se explota el mineral están las oficinas principales de la empresa EBO, que funciona en Riberalta”, explicó Hilcha.
Hasta diciembre del pasado año, según reporte oficial emitido por la Corporación Minera de Bolivia (Comibol), la Empresa Boliviana del Oro (EBO) logró el acopio de 150 kilos de oro en gran parte comprados de los productores del norte amazónico, equivalentes a 9 millones de dólares destinados a engrosar las reservas internacionales del Banco Central de Bolivia (BCB).

La intensificación de la explotación aurífera en el norte amazónico del país
permitirá incrementar las reservas internacionales del Banco Central de Bolivia.
Foto Silvia Antelo Aguilar | Sol de Pando
Otras áreas de extracción aurífera en Pando
Además del territorio Multiétnico II de la provincia Madre de Dios, otra zona importante de explotación aurífera en Pando se encuentra en la provincia Federico Román, colindante con Cachuela Esperanza, en afluentes de los ríos Orthon y Madera donde se hallan los famosos yacimientos de Araras, que ya habían sido descubiertos por el potentado Nicolás Suárez a comienzos del siglo XX.
Esta zona fronteriza con el Brasil ha sido vaciada de su población indígena Pacahuara durante la dictadura militar del general Hugo Banzer Suárez y  entregada a la voracidad de empresarios madereros y mineros convirtiéndola en el área más deforestada y contaminada de Pando. En más de 30 años de intensa explotación aurífera que no dejó beneficio alguno para el país, los ríos del lugar son los que presentan mayores niveles de contaminación a causa del método de amalgamación de oro con mercurio.
Sin embargo Pando sigue siendo uno de los territorios de Bolivia más ricos en oro, sin contar otros recursos naturales propios de la extensa biodiversidad amazónica. Y una gran parte de estos yacimientos atraviesan territorios indígenas en las fronteras con Brasil y Perú. Junto a los dos territorios indígenas multiétnicos (TIM Yaminahua-Machineri y TIM-II), en este departamento exiten 182 comunides indígena-campesinas que ocupan una superficie total de 2'418.09 hectáreas, con más de 4.000 familias dispersas entre las provincias Manuripi, Federico Román, Nicolás Suárez, Abuná y Madre de Dios.

Las dos áreas marcadas con rosado son los territorios indígenas multiétnicos del departamento de Pando; las verdes indican las comunidades indígena-campesinas.
Fuente Inra

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