martes, 13 de septiembre de 2011

Ramón Rocha Monroy | Sin el camino hacia Moxos Bolivia seguirá inconclusa


Rocha Monroy: “Hay nuevos sujetos y nuevos empoderamientos
que no necesitan de padrinos para hacerse sentir. Esto se ha
desatado en el actual proceso y no lo para nadie”.

“Si no vinculamos el Beni con Cochabamba, pronto habrá una crisis alimentaria de serias consecuencias políticas…”







Sol de Pando ha conversado con el escritor y periodista cochabambino Ramón Rocha Monroy, uno intelectual libertario cuyo firme pensamiento se arraiga en la tradición del nacionalismo revolucionario, que según juzga no es incompatible con la visión indigenista del actual proceso; y en esa lógica sostiene una posición muy definida respecto a la necesidad de no postergar más la vinculación caminera entre Cochabamba y Beni. Como Cronista de la Ciudad en la capital del valle, Rocha Monroy enarbola un sí rotundo a la carretera Villa Tunari-Trinidad sin desmerecer las demandas del movimiento indígena movilizado…

— Detrás del conflicto en torno a la carretera por el Tipnis, subyace claramente una disputa casi interna entre algunas ONG’s desplazadas del Gobierno y el aparato partidocrático del MAS que impuso su presencia sobre los funcionarios oenegeístas en el control estatal. ¿Cree Ud. que esa disputa interna desató la actual crisis?

— No tengo información al respecto, pero hay que ver quiénes se alinean de qué lado. La necesidad de construir la carretera ya era evidente en 1871, como lo recuerda el escritor beniano Rodolfo Pinto Parada en su libro “Rumbo al  Beni”, donde se queja de los “cien ingenieros de escritorio” que se oponen a toda forma de vinculación entre Cochabamba y el Beni y salen con su gusto. Fue una propuesta encabezada por el munícipe cochabambino Ramón Rivero a inicios del siglo XX. Recibió todo el apoyo de Cesáreo Capriles, el mentor de los más grandes ideólogos de la política boliviana. Estuvo a punto de ser construida en la década de los 90, pero sufrió la misma oposición que la actual. Lo cierto es que se trata de una necesidad evidente, que ya la buscaban Sucre y Ballivián. Hay que recordar que Ballivián fundó el Departamento del Beni para que todo el país se vinculara con el Atlántico, debido a que los peruanos nos habían bloqueado el puerto de Arica después de la batalla de Ingavi. Por tanto, defender la necesidad de la carretera es coincidir con un movimiento histórico y geográfico muy antiguo.

— Para los cochabambinos es un objetivo centenariamente anhelado poder vincularnos con el Beni, sin duda, y el camino que se perfiló ya desde hace tiempo atrás como usted señala, atravesaba la zona convertida en parque nacional en los sesenta, durante B el gobierno del general Barrientos. ¿Cómo hallar un equilibrio entre esta centenaria demanda histórica de vertebración nacional y la necesidad de conservar el medio ambiente bajo los nuevos paradigmas ecologistas?

— Tarde o temprano tenía que darse el diálogo, porque muchos de los marchistas y los pueblos que habitan en el Tipnis,  son gente honesta y trabajadora. Yo tengo la firme esperanza de que se va a consensuar una ley que proteja sus derechos contra los asentamientos y la conservación del Tipnis, al mismo tiempo que se construya la carretera. El tiempo descubre los intereses que oculta el movimiento, las intenciones honestas y las posiciones políticas de oponerse a todo. En este caso, no sólo al gobierno sino a los pueblos de Cochabamba y el Beni.

— Por lo visto el Gobierno está pagando las consecuencias de no haber cumplido en su debido momento la obligación constitucional de realizar la Consulta Previa con los pueblos indígenas, antes de definir los trazos y diseños actuales de la obra caminera. ¿Es posible aún reparar esa omisión y con qué perspectivas de un efectiva solución?

— Lo positivo es que la nueva Constitución ha despertado este tipo de demandas impensables antes de ella. Es una Constitución descolonizadora porque pone en primer plano los derechos de la mujer, de las etnias, de los desposeídos, de los no letrados, de los saberes locales y del medio ambiente, temáticas que la filosofía occidental jamás se había propuesto, ni siquiera en sus vertientes liberadoras, como el marxismo.

— ¿Cómo valora Ud. la marcha emprendida el pasado 15 de agosto por los indígenas de las tierras bajas del país?

— Hay nuevos sujetos y nuevos empoderamientos que no necesitan de padrinos para hacerse sentir. Esto se ha desatado en el actual proceso y no lo para nadie. Pero no hay lógica más contundente que la necesidad histórica, y ésta muestra que el país entero se va a beneficiar de la obra más duradera de la revolución del 52, como es la ganadería beniana. Si no vinculamos el Beni con Cochabamba, pronto habrá una crisis alimentaria de serias consecuencias políticas. Todo el país está involucrado en el problema del Tipnis porque se juega su futuro como país. Una vez abierta la carretera, veremos una inundación de alimentos en el oriente y el occidente del país. Pero además, los militares, entre otros ciudadanos, conocen muy bien los aspectos geopolíticos de la integración del país. Por fin vamos a vincular la capital geopolítica del país, como es Cochabamba, con las tierras feraces del Beni. Esta es una obra histórica cuyos frutos vamos a seguir disfrutando por siglos.

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