sábado, 17 de septiembre de 2011

“Llacta”, un concepto religioso | SUB-EDITORIAL

El filólogo australiano Gerald Taylor desarrolló una esclarecedora definición del concepto “llacta”, que significaría para Cochabamba, en el contexto fundacional de Huayna Cápac, algo así como "el santuario de los dioses locales que gobiernan sobre esta tierra, incluidos los ayllus devotos que los adoran…"

por Wilson García Mérida
En la castellanización de vocablos originarios como los que provienen del quechua o el aymara, no hay normas establecidas que definan sus maneras ortográficas y gramaticales, por el simple hecho de que las lenguas andinas no se escribían sino se transmitían por la tradición oral. La castellanización escrita de estas lenguas es por tanto convencional y casi siempre arbitraria.
Por ejemplo, el vocablo “llacta”  —tal como figura en todos los textos antiguos y en modernos estudios antropológicos y etnolinguísticos— en Cochabamba se dice “llajta”,  voz suavizada por el señorío hispano-urbano de esta localidad fundada por el inca Huayna Cápac. “Llacta” resulta más cercana a la fonética quechua-aymara y con ella me quedo; porque además así la pronunciaban lo incas según las crónicas de Guaman Poma de Ayala.
Ahora bien, ¿qué significa “llacta”? Vuelvo a la definición del filólogo australiano Gerald Taylor, quien hizo una excelente traducción del manuscrito quechua de Huarochiri por encargo del Instituto de Estudios Andinos del Perú:
“En el texto de Huarochiri, numerosos indicios muestran que los informantes checas emplean el término en un sentido difícilmente comprensible para el evangelizador cristiano Ávila. En el capítulo 2:7, el redactor encerró ´huaca´ entre ´llacta´y la terminación plural ´cunupas´ para aclarar el sentido de ´llacta´ en este contexto. En el capítulo 24, una glosa al margen (´significa ydolo´) precisa el sentido de ´llactacuna´. Los ´llactas´ o huacas locales, protectores de diversas comunidades, eran muy estimados y los invasores de las alturas se apropiaban de ellos, practicaban su culto y, posiblemente, los incorporaban al esquema genealógico de sus propios dioses y antepasados. Traducimos este sentido de ´llacta´ por ´huaca local´. Las comunidades protegidas por los ´llactahuacas´ se definen como ´llactayoc´ (´los que poseen la llacta´); encontramos la misma terminación ´yoc´ agregada a los nombres de varios ´llactahuacas´ (como notaron los investigadores de idolatrías, ´todos los nombres antiguos de los pueblos son los de la huaca principal´, para indicar las comunidades que protegen)”.
Siguiendo a Taylor, "llacta" significaría para Cochabamba, en el contexto fundacional de Huayna Cápac, algo así como "el santuario de los dioses locales que gobiernan sobre esta tierra, incluidos los ayllus devotos que los adoran".
Cochabamba se quedó con este hermoso apodo por ser la “llacta” más importante en el periodo expansivo del imperio incaico. Aquí se concentraban las tropas cuzqueñas y los mitimaes pacificadores que iban camino a los trópicos amazónicos (queriendo abrir ya la ruta Cochabamba-Moxos), muy poco antes de la conquista española. Aquí se almacenaban las provisiones de maíz para alimentar a esas multitudes civilizatorias, y alrededor de las “qollcas” (silos maiceros) se celebraban las fiestas agrícolas más espectaculares, rindiendo culto a las pródigas deidades de la fertilidad.

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