El Ministro de Autonomías presentó ante la Asamblea Legislativa Plurinacional un proyecto de Ley de Unidades Territoriales a través del cual se definirán los límites territoriales en el nuevo contexto autonómico.
Dicha autoridad reiteró un criterio según el cual los departamentos son las unidades articuladoras del proceso, lo cual supone una centralidad administrativa departamental que, en nuestra opinión, puede acarrear conflictos insalvables en los niveles subalternizados de facto, especialmente entre los gobiernos municipales rurales y los autogobiernos indígenas.
Poner a los departamentos límites cerrados e infranqueables con un candado prescrito en el artículo 280 de la Constitución (que perfila a las regiones “sin trascender límites departamentales”), será motivo de conflictivas incompatibilidades administrativas en el proceso autonómico, que el Estado intuye tardíamente intentando parchar fisuras con la aparición inesperada de “macroregiones” en este complejo escenario.
Las mal llamadas macroregiones sólo tienden a renovar el escenario conflictivo y potencialmente balcanizador de la “media luna” no andina que se opone al occidente del país.
Creemos que, más temprano que tarde, el país tendrá que reflexionar en la necesidad de dar un salto cualitativo hacia la conformación de las Megaregiones, como un escenario normativo mayor en el cual los departamentos puedan mancomunarse integrando todos los pisos ecológicos del país sin discriminar entre oriente u occidente, integrando de verdad los Andes con el Amazonas.
El mes pasado, los gobernadores de Pando y La Paz mostraron el potencial de este modelo autonómico integrador.