martes, 17 de mayo de 2011

Nuestra ética periodística | SUB-EDITORIAL

Nuestra ética profesional no está prefabricada con rimbombantes “frases célebres”. Nadie que no merezca nuestro respeto por genuinos méritos puede pretender enseñarnos cómo hacer un “buen periodismo” ejerciéndolo como poder o como un servicio, dilema absurdo desde ya.
Nuestra ética es un vivir diario soportando las estulticias del poder que se violenta ante la transparencia informativa, la mediocridad institucionalizada que es incapaz de gestos generosos, y las bajezas de la hipócrita confabulación que es el método de los reaccionarios y racistas.
Nuestra ética subordina el bienestar de nuestras familias, y de nuestras personas, al interés superior de la Sociedad Civil (militamos en ella). Venimos a servir a la noble comunidad pandina, a nuestro querido pueblo amazónico, ejerciendo nuestra dignidad de bolivianos y nadie lo podrá impedir.
Nuestra ética es un pensamiento nuevo, una nueva hegemonía moral. Nuestra ética no se vende ni se compra. No tiene precio.